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02.03.2009 16:28

Un camino europeo lleno de obstáculos

Meritxell Infante

El Barça Borges dijo adiós a la Liga de Campeones sin dejar de luchar hasta el último momento. Los azulgranas han tenido esta temporada dos obstáculos insuperables, Kiel y Ciudad Real, en su camino en Europa.

A falta de una jornada para que finalice la segunda fase de la Liga de Campeones de balonmano, el FC Barcelona ya no tiene opciones de clasificarse para los cuartos de final. La derrota ante el Ciudad Real en el Quijote Arena (32-29) dejó a los azulgranas sin opciones matemáticas para pasar a la siguiente ronda. El nuevo formato de competición y los sorteos de las dos fases de la Liga de Campeones han resultado un contratiempo para el Barça Borges, que se ha visto claramente desfavorecido esta temporada con dos grupos muy complicados a cada fase.

Primer rival, el Kiel

En el sorteo de la primera fase, el conjunto azulgrana quedaba encuadrado en el grupo con el Kiel como principal rival, además del Drammen y el Metalurg Skopje. Los azulgranas no tuvieron ningún problema para superar estos dos rivales y lo hizo con comodidad, tanto en casa como fuera. Pero el Kiel, con una de las plantillas más fuertes de Europa y con jugadores tan determinantes como el guardameta Omeyer, resultó un obstáculo insalvable. Los alemanes se impusieron en el partido en el Palau (27-31) e hicieron lo mismo en su cancha (33-26) .

Se suma el Ciudad Real

Los azulgranas se clasificaron para la siguiente fase sin puntos, mientras que el Kiel se llevaba cuatro. El sorteo de la segunda fase cruzaba a los dos equipos con otra potencia del balonmano europeo, el Ciudad Real, vigente campeón de la Liga de Campeones, además del Gudme. Los manchegos también se habían clasificado con cuatro puntos, por lo que los azulgranas se veían obligados a superar a los de Dujshebaev en el enfrentamiento directo. La situación se complicó en el partido en el Palau, después de la derrota azulgrana (28-31) . A pesar de eso, los de Pascual lucharon para imponerse en el Quijote Arena y, pese a hacer un buen partido, la renta de tres goles era de entrada un peso demasiado grande para dar la vuelta a la situación.