09.04.2008 10:50
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Las infiltraciones son una herramienta terapéutica habitual en la medicina del deporte. Esta técnica permite tratar más directamente determinadas lesiones, mejorar su pronóstico y hacer que el deportista se reintegre más rápidamente a la actividad.
Los deportistas de élite están sometidos a un trabajo físico muy exigente. La actividad es constante y trabajan con intensidad no sólo para obtener el mejor rendimiento, sino también para evitar lesiones. Desgraciadamente, durante la temporada pueden sufrir lesiones. La mayoría son de poca gravedad, pero pueden condicionar la participación en los entrenamientos y en los partidos. En determinados casos se puede recurrir a una técnica terapéutica muy eficiente: la infiltración.
Inyección de un fármaco
En la vertiente terapéutica del aparato locomotor, las infiltraciones se comenzaron en
practicar en los años 40 cuando se descubrieron las propiedades antiinflamatorias de la
hidrocortisona y del aligeramiento que produce la inyección de anestésicos locales en los tejidos
lesionados o próximos a la zona afectada. La infiltración es una técnica habitual en la medicina
del deporte y consiste en inocular un fármaco a través de una inyección precisa en una zona
lesionada con fines terapéuticos o diagnósticos.
Las infiltraciones son más conocidas por su vertiente terapéutica, sobre todo en afectaciones en los tendones y articulaciones, pero también son de gran utilidad para ayudar a diagnosticar lesiones, ya que su eficacia inmediata confirma el diagnóstico de sospecha del médico. Hoy en día, esta técnica poco invasiva no sólo se aplica al campo de la medicina deportiva. También es un tratamiento utilizado por traumatólogos, reumatólogos, médicos rehabilitadores y anestesistas. En patología deportiva, se utiliza en función del tipo y de la gravedad de la lesión y se asocia a de otros tratamientos farmacológicos, cuando son necesarios, y a las diferentes técnicas de fisioterapia necesarias.
Antiinflamatorios
En la inyección se pueden usar diferentes medicamentos, especialmente los corticoides, que
actúan como potentes antiinflamatorios y se asocian a anestésicos locales del tipo lidocaína o
procaína. De este modo, los medicamentos actúan y se concentran donde más falta hace. El uso de
estos medicamentos está permitido por las leyes antidopaje, pero se necesita un permiso especial
que se pide en la Comisión Médica Antidopaje correspondiente. Actualmente, en el Estado español
esta responsabilidad ha pasado de las comisiones de las diferentes federaciones a la Agencia
Nacional Antidopaje.
Aplicar el medicamento directamente a través de una inyección también
disminuye el consumo de fármacos y, por lo tanto, se reducen los efectos secundarios sobre el
cuerpo. Los riesgos de la infiltración son la infección y la lesión de las estructuras puncionadas,
que se pueden evitar con una buena técnica de inyección, con una asepsia rigurosa y con un
exhaustivo conocimiento la anatomía de la zona afectada. En función de donde se encuentre la lesión
se puede mejorar la eficacia de la infiltración con la ayuda de técnicas de imagen como la
radiología fluoroscópica, el TAC o la ecografía.
Otras finalidades
En ocasiones, los médicos usan punciones con otras finalidades terapéuticas como la
artrocentesis, o sea, la punción de una cavidad articular para extraer líquido y aligerar el dolor
cuando se ha producido un derramamiento articular; la infiltración infrafractuaria, que es la
inoculación de un anestésico local en el foco de una fractura para facilitar la reducción o el
tratamiento de bloqueo de un nervio sensitivo para anestesiar una zona.
La evaluación de un diagnóstico a través de la infiltración anestésica de la zona lesionada
es una herramienta sencilla y útil, pero también puede ayudar al diagnóstico de una lesión el
análisis del líquido articular que se extrae a través de la artrocentesis citada anteriormente. La
artrografía, normalmente aplicada por los radiólogos, es otra técnica de diagnosis y consiste en
aplicar un contraste intraarticular para complementar las técnicas de imagen como los rayos X, los
TAC y las resonancias magnéticas.