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19.10.2009 18:26

El trabajo aeróbico y de resistencia

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El sistema aeróbico es el que genera la energía que los músculos necesitan para someterse a un esfuerzo físico largo. Este concepto significa que consume aire, por lo tanto oxígeno, que es usado para quemar los sustratos de donde se saca la energía.


Este sistema se asocia habitualmente a determinados deportes de resistencia como el atletismo de fondo, la natación o el ciclismo como ejemplos de ejercicios continuos y sostenidos. Pero cualquier deporte requiere que quien lo practica sea suficientemente resistente para alcanzar los objetivos marcados. Por lo tanto es lógico que el deportista trabaje su resistencia para ser mejor que el resto de compañeros y, sobre todo, rivales. Pero hay que tener en cuenta que la resistencia depende de la naturaleza propia de cada modalidad deportiva.

Según la modalidad deportiva

Un maratoniano de nivel es capaz de estar dos horas corriendo a 20 km/h, mientras que un jugador de fútbol, también de élite, sólo podría correr a este nivel durante varios minutos. En cambio, un fondista sería incapaz de jugar un partido de fútbol realizando las acciones que hace habitualmente un futbolista. Esto significa que la producción de energía, aunque proviene del mismo sistema energético, se adapta de manera diferente a nivel estructural y de metabolismo y, por lo tanto, del mismo sistema musculoesquelético del atleta.

Llegar al nivel

2009-08-30_ENTRENO_03.jpgPara alcanzar un buen nivel de resistencia no sólo es necesario trabajar y utilizar el sistema aeróbico, sino también una buena combinación de trabajo anaeróbico con las pausas adecuadas y un soporte de trabajo aeróbico complementario que sea capaz de adaptarse a las necesidades físicas de cada deporte.

Deportes en equipo

Los deportes de equipo en general son disciplinas donde la resistencia y la potencia son elementos con mucha presencia. Por eso un deportista de élite no puede permitirse el lujo de padecer carencia en estos dos campos. Los deportes de equipo se consideran mixtos porque la técnica y el resultado dependen de acciones rápidas, de velocidad y de potencia pero siempre con una buena base de resistencia. Sin embargo, cuando hablamos de determinadas intensidades éstas pueden ser consideradas aeróbicas o anaeróbicas en función de los niveles alcanzados.

El caso del fútbol

El fútbol es un deporte que combina características aeróbicas y anaeróbicas. El tiempo real de juego de un partido es de 53 minutos aproximadamente en que los futbolistas suelen recorrer una decena de kilómetros en total. En este tiempo, los jugadores alternan velocidades e intensidades de juego que van desde el reposo hasta la máxima intensidad. Precisamente, dada la gran distancia que recorren los futbolistas durante los 90 minutos, en forma de sprints mayoritariamente, necesitan disponer de una capacidad de producir energía aeróbica para recuperarse bien de cada acción de velocidad y de potencia. El entrenamiento orientado a actividades de resistencia mejora precisamente la adaptación cardiorrespiratoria y muscular del deportista.

2009-09-21_ENTRENO_www.fcbarcelona.cat_09.JPGEn definitiva, si un jugador mejora su metabolismo aeróbico conseguirá una capacidad para recuperarse mejor de la acción de potencia y podrá entrenar más veces esta acción de velocidad. Un aspecto que determina que al final pueda recorrer más distancia en el mismo tiempo de juego, aumente a la vez el número de acciones anaeróbicas y mejore la ejecución de los gestos técnicos repetidos. Y, por supuesto, llegar al final del partido con menos fatiga y en mejores condiciones para repetir todas aquellas acciones de potencia que caracterizan un deporte de equipo como el fútbol.

Beneficios para la salud

El cuerpo humano está diseñado para moverse. Por tanto, el hecho de generar energía aeróbica conlleva una serie de beneficios para la salud del individuo ya que requiere de muchos sistemas que se ponen de acuerdo en suministrarla, los depósitos de combustible (glucosa o grasa), el sistema de transporte de éstos y del oxígeno (la sangre, el sistema cardiovascular) y el sistema que recoge el oxígeno del aire y elimina el anhídrido carbónico que se produce (el sistema respiratorio), entre otros . Por este motivo hacer ejercicio aeróbico ayuda a mejorar la función de los órganos que sirven para suministrar los elementos que nos ayudarán a movernos mejor. Pero hay que recordar que la resistencia y la mejora del sistema aeróbico puede lograrse con ejercicios bien orientados de corta o moderada duración y no necesariamente con sesiones de larga duración e intensidad baja. Además de mejorar la función de los sistemas implicados, el trabajo aeróbico ayuda a controlar los depósitos de grasa y mejora los hábitos dietéticos.

El trabajo aeróbico y de resistencia
Cómo calcular el sistema que se trabaja
Un método para evaluar la carga de trabajo realizada es la media de la frecuencia cardíaca para el período de trabajo realizado. Existen muchas referencias como tablas que se pueden encontrar incluso en los gimnasios. En estas tablas se aprecian las frecuencias cardíacas óptimas de seguridad del deportista teniendo en cuenta su edad, aunque la real sería la obtenida mediante una prueba de esfuerzo, que es la más recomendable. Este dato serviría para saber el sistema metabólico utilizado durante la sesión. Día tras día este valor orienta de la carga de trabajo mensual y las necesidades del individuo y del grupo respecto a la utilización de ambos sistemas, el aeróbico y el anaeróbico. El equilibrio de estos respecto al deporte lo define el equipo técnico en función del momento de la temporada y otros factores referentes a la intensidad de trabajo realizada, la carga de competición y otros aspectos.


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